La lógica de fumar en mi padre (4), Última parte

A este texto lo escribí en el año 2005, pasado el mes del no-fumador.
En él le hablo a mi padre sobre lo que pienso cuando fuma y lo que sustenta para seguir haciéndolo. Por supuesto, mi visión subjetiva de las cosas.

Lo dividiré en cuatro partes:
  1. Las observaciones iniciales.
  2. La consciencia sobre los actos.
  3. Diferentes del resto ¿o somos el resto?
  4. La filosofía a la vuelta de la esquina.
Son dos motivaciones las que me llevaron a escribir esto:
una, la ejercitación de la cabeza, por lo que jugué a pensar; la otra, si lees de seguro te vas a enterar.

El texto va dirigido a mi padre, a modo de carta. Quienes lo lean, serán afortunados y especiales testigos invitados.

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La Filosofía, a la vuelta de la esquina.

Leí por ahí, que uno comienza en el camino de la filosofía cuando se hace cargo de las cosas. Yo debo aprender mucho al respecto. Cuando alguien se hace cargo de un reloj que no funciona o de algo que necesite respuesta y esfuerzo para encararlo, va por el camino de la filosofía.


También leí que el ser inteligentes, lo sabes vos y lo sé yo, nada tiene que ver con los cálculos complejos o la excelente memoria
, sino en reconocer que somos libres y que en esa Libertad confluyen diversos caminos y opciones; es decir, que podemos elegir siempre y que todo es el resultado de una elección. A lo mejor, indudablemente, es a lo que debemos tirar.

No se llega a lo mejor cuando la costumbre ha ganado un campo de investigación, porque el proceso de descubrir algo está en los dominios de lo creativo y lo dinámico. Cuando la costumbre se ha impregnado en alguna cosa sólo se hablará de lo estático o de siempre lo mismo. Más todavía, si por costumbre, desánimo o desatención, si por tener esto no se desea descubrir nada, si este fuera el estado en el que se esté, el descubrimiento de este respecto ya merece la atención, pues viene por vejez (que pienso que es sólo un estado) o por incomprensión (que de eso yo sé mucho).

Si uno se queda
con sólo la inteligencia y sus atributos, despojado de la cosa material, y aún así sigue poniendo la libertad al servicio de la inteligencia para descubrir lo mejor, caminará por un sendero de elección y salud más allá del tiempo y los estados...
Si un desgano se apodera del hacerse cargo la batalla debe darse en un frente distinto. Mi hacerme cargo empieza frente al espejo.

Quien es fiel en lo poco, es fiel en lo mucho...

Lo más importante en todo este rollo del ser humano es saber que la forma de ser de uno se demuestra en los actos, en los grandes actos y en los más detallados y minúsculos, porque así como sucede cuando se dice que quien es fiel en lo poco lo es en lo mucho, sucede también en la psicología. El hecho de que yo sea incauto, digamos, en la comida y coma en exceso —o en cualquier otra cosa que pueda parecer ¿un vicio? (no quiero llegar a ese extremo)—, implica que yo soy de esa forma bajo diferentes contextos de acción, no sólo comiendo-engordando. Si mi actuar degenera en algo malo y desnuda mi incapacidad de su contrario, esto es, de hacer algo bueno, si sucede esto, yo soy de esa forma también incluso en cuestiones que de engordar nada tengan que ver, pero que a su vez exijan las respuesta a dicha incapacidad o capacidad. Es algo así como que el jugador de ajedrez, de seguro será inteligente o usará aquella inteligencia, en situaciones que nada tengan que ver con el ajedrez.

Fumar es un asunto complejo, como lavar la ropa y tirar la bomba atómica. Pero es complejo sólo cuando uno no tiene idea de por qué lo hace, ni de para qué. Y es tal vez más complejo todavía si estas preguntas no se hacen sólo por una costumbre de no hacerlo.

El desgano, la desatención o la costumbre en un asunto, llevará al desgano, la desatención y la costumbre en otro asunto. Algunas veces la mente es una tremenda cascada que se alimenta del agua de uno mismo.


Yo, por ejemplo, descubrí que pienso que hay algunas cosas que no tienen solución, y que algunas de ellas me suceden a mí. Esta forma de pensar ha hecho que no practique ninguna solución a cosas que sí la tienen, e igual vivo y vivo bien. Pero, prestándole atención al detalle yo intuyo se vive distinto. Yo sé que tomando conciencia de las cosas que por costumbre —o lo que sea— se ha perdido de tenerla (y sólo teniendo conciencia de esto mismo) se sigue el camino hacia donde los puertos son más numerosos y mejores. Se va por buen puerto.

Yo sé que sabes, pero quizás te hayas olvidado, y quién mejor que tu hijo para que te vuelvas a acordar :D .


Para finalizar, sólo decirte que ni el ignorante ni el sabio son filósofos, puesto que el que no sabe, no busca saber, y, el que sabe, ya tiene uno o todo el conocimiento; en cambio, el filósofo, es quien busca sin tener totalmente el saber...y se contenta buscando. Esto es de Sócrates, creo.


Sólo he jugado a pensar y has pensado jugando. Buen juego.

Un saludo,
tu hijo.

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