¿Qué es un recuerdo en la mente humana?

Recordar un hecho no existe. Ningún recuerdo tiene por qué ser Dictadura.
Primera parte

¿Qué es un recuerdo en la mente humana? Si lo revisas, te vas a dar cuenta que un recuerdo es la impresión en el cerebro de un hecho ya acaecido, de un suceso, la impresión de algo que ya ha pasado. Eso es lo simple. Pero, no es sólo eso, el asunto tiene trampa. Cuando uno recuerda un suceso (el primer beso, por ejemplo), en realidad, no está recordando el suceso en sí sino más bien las impresiones personales que uno ha realizado del hecho en sí. Pero, esas impresiones personales ─que emergen a la atención en un presente─ ya nada tienen que ver con el hecho en sí. Las impresiones personales en un recuerdo tienen que ver exclusivamente con uno mismo.

"Y ahí estaba yo, en la plaza del barrio, todo tembloroso esperando el momento. El miedo era como una barrera placentera cuando se me presentaba en mi cabeza la oportunidad de besarla. ─¿Lo hago ahora?, ─preguntaba. ¿Ya...? Me daba cuenta que el miedo sí que era una pared construida por mí, pero se saboreaba porque, a pesar de la intranquilidad, estaba la claridad de saber que sería correspondido. El miedo era sólo algo que sortear sin más. Yo veía a unos niños jugando allá atrás y sentía la calidez del banco de la plaza. Me daba cuenta de la bicicleta y el auto maniobrando una elevación del pavimento. Mientras tanto, aquí mismo, estaba todo el beso a punto de darse y ella sentada al lado mío. Su perfume joven deteniendo al mundo, menos al corazón, que palpitaba, se salía del cause para formar un cuerpo frágil repleto de juveniles sentimientos. Y se acercaba el momento. Y nada lo desdibujó. Nada jamás podría haberlo hecho. Porque la matemática era perfecta en esa plaza situada, ahora, en el centro del Universo. Y esa matemática estaba al servicio de este beso... de este beso, que finalmente nos creó."

Las impresiones personales que una persona hace de un hecho son producto de una traducción que se lleva a cabo con la información de los sentidos. En el texto de arriba, las palpitaciones se evaluaron como importantes y tuvieron por ello su propio hueco en la memoria; igualmente, el perfume de la joven se procesó como importante y también se hizo un lugar en la memoria. Todas estas impresiones compusieron un cuadro que terminaría siendo el recuerdo de "el primer beso". A su vez, esta traducción fue producto de un filtrado que la naturaleza biológica del cerebro hace del ambiente circundante: el cerebro registra algo del ambiente, pero no todo; luego, de esa cantidad absorbida, toma unos datos y no otros, y así compone la realidad. Esta filtración puede ser una limitación de la biología humana pero también un proceso sabio. Y es muy fácil de entenderlo: un ser humano no puede verlo todo, oírlo todo; sino que toma un poco de esto, otro poco de aquello, y, con eso, se hace una idea de lo que hay.

Cuando uno trae un recuerdo a la atención lo que hace es llevar a un momento presente las impresiones más sustanciales que se han tomado de un hecho determinado pasado. No existirían impresiones personales sin traducción, sin la capacidad de etiquetar (organizar, categorizar) lo que ingresa y lo que ya está en la memoria. Y ─con propiedad─ cuando uno recuerda, no sucede un recuerdo del hecho sino un recuerdo de esas impresiones. Uno tiende a considerar que recuerda un suceso pero en realidad recuerda las impresiones del suceso, esto es, el modo personalísimo en que se tradujo la información proveniente de los sentidos en el momento justo en el que un suceso se estaba dando. Esta traducción, que conforma las impresiones personales, es la clave de todo.

Sigue en la segunda parte (se publicará automáticamente el martes 3 de abril de 2012).

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