Día UNO
"Manos" de OpenClipart-Vectors en pixabay.com. |
Hoy fue el día UNO
En estos momentos son las 1:52 am. Fue un día importante para mí porque pude destrabar mi mandíbula...¡por fin!.
Sucede que hace más o menos tres o cuatro meses que inconscientemente empecé a morder o trabar mi mandíbula. Tanto es así que me causó ─y causa─ un dolor incomodísimo y una molestia inmensa (más molestia que dolor). El único momento en el que no sentía esta terrible molestia (y el leve pero persistente dolor) era cuando dormía, pero justito cuando me despertaba volvía a apretar la mandíbula (con más frecuencia de la parte izquierda) y me auguraba un día repleto de incomodidades.
Hoy tomé un camino distinto para ir al gimnasio (bueno, no tan distinto: esta vez me fui por la vereda del cementerio) intentando retomar mis prácticas de meditación. Básicamente, concentrarme, mientras caminaba, en mi respiración. Lo vengo haciendo desde hace un montón de tiempo y sin embargo no me he visto con grandes avances (ni con pequeños). En fin, retomé esto mientras escuchaba música con mi celular. Me fui primero al Instituto para mi dosis casi diaria de fototerapia y después me dirigí hacia el gimnasio. La verdad, pensé que esa tarde iba a ser más de lo mismo, es decir, mis rollos mentales y mis intentos fallidos por arrollarlos, enrollarlos o desarrollarlos... Salvo el primer tramo, que va desde mi casa hasta más allá del cementerio, no me sentí demasiado mal: me bajoneé un poco, me levanté el ánimo, me volví a bajonear y después estuve, promediando, bastante estable (en el lado correcto de la Fuerza jojo) siempre al ritmo de la música que escuchaba (era Bill Conti y algo de James Horner).
Un hecho que sí me pareció destacable es que en un momento antes de llegar a la esquina del cementerio me di cuenta que huía (siempre estoy escapando de algo, esté yo quieto o en movimiento); no fue el gran descubrimiento, pero me percaté de caminar más lento y, gracias a ese pequeño awareness, pude hacerme la pregunta respecto de "a qué le tengo miedo" y "por qué le tengo miedo"...
Cuando por fin llegué al gimnasio, me dispuse a subirme a la cinta para hacer mi trote (también casi diario) de 30 min. Y ahí empezó mi día diferente. Miré el puntito gris del aparato que se refleja en el espejo que tengo en frente y me concentré en no pensar en nada. Este primer intento dentro del gimnasio resultó exitoso: realmente no me costó mucho no pensar. Traté de sostenerlo. Me era muy difícil, a ratos, porque con el tema de la mandíbula estoy tenso toda la hora. Pero no pensaba. Empecé a sentir unas cosas diferentes en mi mandíbula ¡y en los dos extremos!; el izquierdo (el más jodido) y el derecho: y pude avisorar quizás, y sólo quizás, que se me estaba relajando la mandíbula. Seguí sin pensar en nada, lo más que pude.
Al cabo de unos 18 min. ya relativamente pude entender que sí, que sí se me estaba relajando la mandíbula con precisión ¡no estaba apretando más! o por lo menos no lo hacía de la misma manera pero, sin dudas, algo bueno estaba sucediendo. Ahora me daba cuenta cuándo estaba sin apretar y cuándo apretaba (aunque por momentos seguía apretando).
El asunto importante de todo esto es que al no pensar y sostenerme así, se me empezó a relajar la mandíbula, algo que hace meses no sucedía. Lo siguiente que me di cuenta fue que al no pensar, en esos tramos sobre la cinta para correr, no pensé tampoco en querer desapretar mi mandíbula, tal vez también por primera vez en meses. Bajo el mismo hilo de importancia, estos dos hechos (el no pensar y el no desear) más o menos me vinieron a verificar que mi quilombo de mandíbula es sólo un producto de mi quilombo mental. Porque una vez que callé a la mente este subproducto tuvo tendencia a desaparecer.
Me había empezado a cuestionar el Darse cuenta de la psicoterapia gestáltica puesto que tenía súper registrado el asunto de mi mandíbula e igual no lo podía solucionar (no podía dejar de apretar en ningún momento, salvo dormido). Realmente estuve muy escaso de recursos. Ya estaba empezando a pensar que poco conocimiento hacia el vacío fértil (lo que queda cuando uno no piensa en mañana ni en ayer) me decía que sólo funcionaba en personas que no son yo(jójó cuáck). Pero ese es otro tema. Ahora sólo dejo registrado como primera entrada de mi blog que EN ESTOS MOMENTOS CONOZCO LA DIFERENCIA ENTRE APRETAR Y RELAJAR MI MANDÍBULA y que con estos datos creo que voy a poder estar perfectamente bien en el transcurso de los días. Me parece muy bueno que esto haya sucedido al comienzo del año 2009.
Sucede que hace más o menos tres o cuatro meses que inconscientemente empecé a morder o trabar mi mandíbula. Tanto es así que me causó ─y causa─ un dolor incomodísimo y una molestia inmensa (más molestia que dolor). El único momento en el que no sentía esta terrible molestia (y el leve pero persistente dolor) era cuando dormía, pero justito cuando me despertaba volvía a apretar la mandíbula (con más frecuencia de la parte izquierda) y me auguraba un día repleto de incomodidades.
Hoy tomé un camino distinto para ir al gimnasio (bueno, no tan distinto: esta vez me fui por la vereda del cementerio) intentando retomar mis prácticas de meditación. Básicamente, concentrarme, mientras caminaba, en mi respiración. Lo vengo haciendo desde hace un montón de tiempo y sin embargo no me he visto con grandes avances (ni con pequeños). En fin, retomé esto mientras escuchaba música con mi celular. Me fui primero al Instituto para mi dosis casi diaria de fototerapia y después me dirigí hacia el gimnasio. La verdad, pensé que esa tarde iba a ser más de lo mismo, es decir, mis rollos mentales y mis intentos fallidos por arrollarlos, enrollarlos o desarrollarlos... Salvo el primer tramo, que va desde mi casa hasta más allá del cementerio, no me sentí demasiado mal: me bajoneé un poco, me levanté el ánimo, me volví a bajonear y después estuve, promediando, bastante estable (en el lado correcto de la Fuerza jojo) siempre al ritmo de la música que escuchaba (era Bill Conti y algo de James Horner).
Un hecho que sí me pareció destacable es que en un momento antes de llegar a la esquina del cementerio me di cuenta que huía (siempre estoy escapando de algo, esté yo quieto o en movimiento); no fue el gran descubrimiento, pero me percaté de caminar más lento y, gracias a ese pequeño awareness, pude hacerme la pregunta respecto de "a qué le tengo miedo" y "por qué le tengo miedo"...
Cuando por fin llegué al gimnasio, me dispuse a subirme a la cinta para hacer mi trote (también casi diario) de 30 min. Y ahí empezó mi día diferente. Miré el puntito gris del aparato que se refleja en el espejo que tengo en frente y me concentré en no pensar en nada. Este primer intento dentro del gimnasio resultó exitoso: realmente no me costó mucho no pensar. Traté de sostenerlo. Me era muy difícil, a ratos, porque con el tema de la mandíbula estoy tenso toda la hora. Pero no pensaba. Empecé a sentir unas cosas diferentes en mi mandíbula ¡y en los dos extremos!; el izquierdo (el más jodido) y el derecho: y pude avisorar quizás, y sólo quizás, que se me estaba relajando la mandíbula. Seguí sin pensar en nada, lo más que pude.
Al cabo de unos 18 min. ya relativamente pude entender que sí, que sí se me estaba relajando la mandíbula con precisión ¡no estaba apretando más! o por lo menos no lo hacía de la misma manera pero, sin dudas, algo bueno estaba sucediendo. Ahora me daba cuenta cuándo estaba sin apretar y cuándo apretaba (aunque por momentos seguía apretando).
El asunto importante de todo esto es que al no pensar y sostenerme así, se me empezó a relajar la mandíbula, algo que hace meses no sucedía. Lo siguiente que me di cuenta fue que al no pensar, en esos tramos sobre la cinta para correr, no pensé tampoco en querer desapretar mi mandíbula, tal vez también por primera vez en meses. Bajo el mismo hilo de importancia, estos dos hechos (el no pensar y el no desear) más o menos me vinieron a verificar que mi quilombo de mandíbula es sólo un producto de mi quilombo mental. Porque una vez que callé a la mente este subproducto tuvo tendencia a desaparecer.
Me había empezado a cuestionar el Darse cuenta de la psicoterapia gestáltica puesto que tenía súper registrado el asunto de mi mandíbula e igual no lo podía solucionar (no podía dejar de apretar en ningún momento, salvo dormido). Realmente estuve muy escaso de recursos. Ya estaba empezando a pensar que poco conocimiento hacia el vacío fértil (lo que queda cuando uno no piensa en mañana ni en ayer) me decía que sólo funcionaba en personas que no son yo
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Con aquellos puntillos dejo constancia también que iba a poner dos cosas más pero se me olvidó T_T. Bueno, no importa, mirando el reloj y viendo que son las 2:31 (hace 40 minutos que estoy escribiendo) termino este escrito y me voy a ver tele y a dormir (mañana al mediodía me espera la mejor comida del mundo: ¡papas a la francesa con hamburguesas!). Es posible que mañana corrija un par de expresiones y le de algo de formato a este texto. Escribí y publiqué tal cual apareció. Y me agrada que mi primera entrada sea así. Ojalá sea la primera de varias.
Hoy pude estar al Servicio de Mi Majestad.
Saludos =)
Editado hoy (enero 2009) en la mañana : )
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