El miedo y la revolución.

¿Cuán incompatible es el miedo con la revolución personal? ¿Se podrá alguna vez tener al miedo de aliado? El cambio y el miedo. El miedo y el cambio.

Son injustas las palabras porque cuando uno pone "miedo" parece que el miedo es uno solo, pero, el miedo son varios.

Me acuerdo cuando me metieron preso. A un amigo y a mí nos dejaron en una especie de "antesala" al lugar en donde estaban los malvivientes delincuentes. Dormimos en el piso toda la noche. Cuando llegamos los muchachos estaban durmiendo (los presos) y no sabían que nosotros estábamos ahí, a la par.



Tenía pánico, terror, no podía pensar en nada. Mi amigo que estaba al lado mío también. La cara de él era mi cara: los dos pálidos, con los ojos fijos, un miedo específico sobresaliendo. Era, simplemente, una especie de terror. Mi miedo había empezado bien profundo cuando los muchachos del sector se despertaron y se dieron cuenta que había alguien ahí. Nos comenzaron a amenazar. Gritaron de todo. Dijeron que nosotros teníamos preferencia. Pensaban que éramos "chetos" (post sobre los chetos en El Forro). Me acuerdo que siempre me vestía como un "villero" en esa época pero que ese día justo me había vestido "bien".

Yo sentí unas cuentas veces EL Miedo, El Señor Miedo. Ignoro si en la escala mis miedos sentidos serán de la calidad de otras personas. Tal vez mis súper miedos no tengan que ver con los miedos en serio. Ese día, preso en la comisaría del barrio, sentí un miedo agudo, inmenso, pero distinto a los otros, aunque de igual grado.


El otro miedo que tengo de referencia fue cuando durmiendo me apareció lo que comúnmente se conoce como "fantasma". Yo estaba boca abajo, durmiendo en mi cama, con la cara hacia mi izquierda, es decir, el rostro apoyado con la oreja derecha. Desde esa perspectiva, la única visión que me quedaba era la de los barrotes del respaldo de mi cama y, tras de ellos, el marco de la puerta, y los objetos de la cocina (el "aparato" cocina, el mesón, la canilla por donde sale el agua). Durmiendo, tal vez, despierto, quizás, abrí los ojos y vi a una figura humana, de piel morena, con pantalones cortos, con cara de enojado, con algo en la mano, vi esta figura justo bajo el marco de la puerta de mi habitación. Rápidamente quise moverme porque pensaba que había entrado un ladrón. Me desesperé. No podía moverme. Este tipo me miraba fijamente, amenazante. Y yo no podía moverme. Sentí terror, miedo absoluto, y más todavía cuando me di cuenta de que no era un ladrón...

Yo lo miré de arriba a abajo, era un señor de contextura de mediana para arriba. Como yo lo veía amenazante, es decir, para nada, para nada amigable, empecé mentalmente a insultarlo, a decirle que no me podía hacer nada, empecé a gritarle que yo era fuerte, que no me podía vencer. Pero estaba aterrado.

Entonces, cuando lo cuento, yo resumo así: tuve miedo, en las dos ocasiones. Sin embargo, cualquiera puede pensar que mi miedo, en una y otra situación, era el mismo. Nada más fuera de la realidad. Los dos grandes miedos fueron completamente distintos. Yo lo sé, yo los sentí. Son injustas las palabras...

Este miércoles que viene tengo que ir de nuevo a la psicóloga. El lugar en donde está el hospital es famoso por la inseguridad y los robos. Yendo para ahí y pensando en ese lugar, yo también tengo un miedo específico, quizás mezclado: miedo al daño físico, a la vulnerabilidad, miedo al miedo, a no saber cómo obrar; miedo a ser indefenso, el débil. Tal vez todo eso sea un solo miedo. No lo sé.

Ese lugar puede que sea como un infierno, no por toda la gente que vive ahí, pero sí por una minoría, aquellos quienes quieren sacar ventaja haciendo un daño.

¿Cómo puedo producirme un cambio, y un cambio después en la sociedad, si no me enfrente al miedo de irme caminando por ese barrio?

Tengo como una necesidad de apoderarme del miedo, yo, que soy miedoso.

Me pregunto, ¿cuándo el miedo total será mi aliado? ¿Puedo utilizar el miedo como a una herramienta? ¿la revolución y el miedo son incompatibles?

Leyendo un libro recuerdo que decía que a la guerra y a la vida se va con miedo pero con confianza, con miedo pero con respeto. ¿Estaré preparado en mis adentros? ¿Podré alguna vez mirarme frente al espejo y decir que no soy un cagón?

¿Cuánto de verdad hay en la frase "ahí donde está tu mayor miedo está tu mayor fortaleza"?

No sé si irme caminando; si exponerme a tal punto por ese barrio, producirá un cambio en mis adentros. No sé si el miedo absoluto será mi aliado alguna vez.

No sé...

Comentarios

Roal ha dicho que…
¡Hola, Addax! Otra vez yo, con ganas de extenderme...

Pienso que el miedo es un arma cuando nos pone en alerta, cuando nos ayuda a percibir el daño que podría caer sobre nosotros si no tomamos las precauciones adecuadas o si no nos desviamos cuando es preciso. ¡Claro!, la sensación causada por el miedo puede ser muy desagradable, pero ¿qué sería de nosotros si no existiera algo que nos advirtiera, si no exitiera algo que nos dijera: "eso, eso hace daño, protégete"?

Creo que el miedo es nuestro enemigo cuando hace el papel de tranca en nuestras vidas, ante nuestros sueños, sueños que identificamos como alcances que no nos harán daño... Como tú mismo dices, hay distintos miedos, y nuestra labor es saber diferenciarlos, ¿no? Hacer de nuestro aliado a aquel que nos advierte, "ir con él pero con confianza, ir con él pero con respeto", y derribar a aquel que impide que nos beneficiemos.

Es tan normal sentir miedo cuando no sabemos que hay después de la línea, lo desconocido aterra, la inseguridad, las dudas y las sospechas aterran. Ahora, ¿qué más queda cuando hay miedo?, ir lento pero seguro, armado, despacio y con paciencia, descubriendo y enfrentando.

¿Por qué crees que ir caminando por un barrio peligroso te producirá un cambio?, ¿un cambio de qué tipo?, ¿quieres ser un valiente en peligro? Yo no caminaría por un barrio peligroso, extremamente peligroso, si tengo la posibilidad de tomar un taxi. Si quiero un cambio en la sociedad no lo logro exponiéndome, tal vez sería más útil si participo en campañas a favor de la seguridad popular que debe garantizar el estado, o siendo una "justiciera enmascarada" (aquí bromero, conozco mis limitaciones y sé que soy vulnerable ante un arma). Protegerme no me hace una cagona, no ante la vida. No lo creo. Eso me hace cautelosa, y para mí es un signo de inteligencia. ;-)

Me aterra el cancer de piel; el miedo me impulsa a usar protector solar. Me aterra tener que vivir bajo dictadura; el miedo me impulsa a protestar.

Apodérate del miedo, úsalo, pero a tu favor, no a tu riesgo.

El miedo muchas veces nos ayuda a reaccionar ante lo que deseamos o no deseamos, y esos cambios generados, son revolución...

Chau... Te quieres, te quieren, así que cuídate. :-)
Roal ha dicho que…
Por cierto, por aquí los "chetos" se conocen como "sifrinos"...

Interesante la jerga, ¿no? xD

Chau, besitoooooooosssssss!!!
Taller Literario Kapasulino ha dicho que…
Muy interesante tu post. Disfrute mucho leyendolo!
Nike ha dicho que…
Roal, princesa hermosa, muchísimas ultra gracias por tu súper re lindo comentarios.

Ahora quiero que me digas lo mismo es primera persona, sacando el "nosotros". =P
Sifrinos jajajaaj, mirá vossss, gracias por la dataaaaaaaa =D.

Gracias Carla, te tengo abandonada, ya me llego por tu Blog!!!!!!!!!!!!!
Roal ha dicho que…
Lo mismo pero en primera persona:

Pienso que el miedo es un arma cuando me pone en alerta, cuando me ayuda a percibir el daño que podría caer sobre mí si no tomo las precauciones adecuadas o si no me desvío cuando es preciso. ¡Claro!, la sensación que me causa el miedo puede ser muy desagradable, pero ¿qué sería de mí si no existiera algo que me advirtiera, si no exitiera algo que me dijera: "eso, eso hace daño, protégete"?

Creo que el miedo es mi enemigo cuando hace el papel de tranca en mi vida, ante mis sueños, sueños que identifico como alcances que no me harán daño... Como tú mismo dices, hay distintos miedos, y mi labor es saber diferenciarlos, ¿no? Hacer de mi aliado a aquel que me advierte, "ir con él pero con confianza, ir con él pero con respeto", y derribar a aquel que impide que me beneficie.

Para mí es normal sentir miedo cuando no sé que hay después de la línea, lo desconocido me aterra, la inseguridad, las dudas y las sospechas me aterran. Ahora, ¿qué más me queda cuando tengo miedo?, ir lento pero seguro, armada, despacio y con paciencia, descubriendo y enfrentando.

(Esta parte estaba en primera persona xD).

Quiero apoderarme del miedo, usarlo, pero a mi favor, no a mi riesgo.

El miedo muchas veces me ayuda a reaccionar ante lo que deseo o no deseo, y esos cambios generados en mí, son revolución...

Chau... ;-)

(Ahora quiero que me digas por qué me pediste esto. :-P)
mirtalaureana@hotmail.com ha dicho que…
yo he sentido miedo cuando he estado enfrentada con dos ladrones,la verdad que me puse de aliada con el miedo,segui sus pasos,tranquilizandome y tratando con mucha cautela a los ladrones,y la prueba de fuego es cuando te agredan porque buscan la respuesta agresiva para actuar,pues no responder con agresion,una simple calma poniendome en el lugar de ellos y partieron ..............yo respire muy hondo y me relaje y me dije SAFEEEEEEEEEEEEEEEE

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