La mecánica de la tensión | Querido diario
Existe una particularidad muy marcada en mí: durante mucho de lo que implica todo el día, mi cuerpo está tensionado, rígido. Esta es una forma común de estar en el mundo que tengo. Por ejemplo, he descubierto que cierta tensión a la altura de los hombros y en el sector de la espalda justo debajo del cuello, repercute en mi eterno apretar de mandíbula (que a veces también es una desalineación pues la muevo/traslado hacia uno de los lados 'inconscientemente'). Muchas veces esta tensión es una costumbre de estar así y otras veces es el resultado de mi otra manera de ser generalizada: el de estar angustiado o ansioso. Y todo esto es una perfecta retroalimentación: A provoca B, B provoca A, B y A provocan C, C provoca A y B, etc. Todo en un segundo durante una mayor parte del tiempo.
El asunto tiene una desafiante intermitencia: algunas veces no estoy tenso, pero cuando me doy cuenta de ello, viene de nuevo la tensión. Otras veces, estoy tenso y la tensión sigue, y algunas otras veces estoy tenso y, con el darme cuenta de esta tensión, disminuye o desaparece. Es muy aleatorio el asunto. Y no voy al médico porque es claro para mí que la mecánica de esta tensión es puramente psicológica. Si es posible que yo aprenda algo de esta situación, un aparatito colocado en mi mandíbula no me ayudará a ver la complejidad misma de cómo mi mente repercute en mi cuerpo.
Si habláramos de qué fue primero en esto, si el huevo o la gallina, aquí diría que la gallina. Esa enorme complejidad que es el proceso del pensar es lo que auspicia esta tensión corporal. Si lo analizo (no estoy a favor de ninguna clase de análisis) voy a entenderlo intelectualmente. Es fácil para mí analizar, establecer causas y dar explicaciones. Pero es más de lo mismo. No quiero dar continuidad al entendimiento intelectual pues ya advertí que eso me lleva a lugares conocidos. Cuando lo viejo continúa no da lugar a lo nuevo. Es lógico, ¿no?
Uds. no saben lo que es andar acomodando la mandíbula a toda hora en todo momento, conscientemente, durante todos los días de la semana, en todos los meses, durante el año entero (recurriendo a la memoria, desde hace varios años ya). Ya no reniego de ello. Ahora lo veo como una especie fantasmagórica de buena suerte: antes estaba en todo momento observándome, ahora, agregando el concepto de cantidad, estoy mucho más tiempo observándome. Es totalmente particular. Es como una gran partida de Ajedrez. Nada de lo que yo haga por mi mandíbula me sirve. Es como la Iluminación mística de la literatura oriental. Tengo gran curiosidad frecuentemente en entender enteramente cuál es la vía por la cual llego a un apretar o desviación de mi mandíbula. Casi casi lo puedo ver claramente, pero se me escapa... Es un gran desafío que implica tener mucha sensibilidad e inteligencia.
¿Qué sucede en una mente cuando pasa de considerar algo una maldición a una buena suerte? ¿Qué es eso? ¿Acaso inteligencia, milagro o auto-engaño?
¡Un saludo!
El asunto tiene una desafiante intermitencia: algunas veces no estoy tenso, pero cuando me doy cuenta de ello, viene de nuevo la tensión. Otras veces, estoy tenso y la tensión sigue, y algunas otras veces estoy tenso y, con el darme cuenta de esta tensión, disminuye o desaparece. Es muy aleatorio el asunto. Y no voy al médico porque es claro para mí que la mecánica de esta tensión es puramente psicológica. Si es posible que yo aprenda algo de esta situación, un aparatito colocado en mi mandíbula no me ayudará a ver la complejidad misma de cómo mi mente repercute en mi cuerpo.
Si habláramos de qué fue primero en esto, si el huevo o la gallina, aquí diría que la gallina. Esa enorme complejidad que es el proceso del pensar es lo que auspicia esta tensión corporal. Si lo analizo (no estoy a favor de ninguna clase de análisis) voy a entenderlo intelectualmente. Es fácil para mí analizar, establecer causas y dar explicaciones. Pero es más de lo mismo. No quiero dar continuidad al entendimiento intelectual pues ya advertí que eso me lleva a lugares conocidos. Cuando lo viejo continúa no da lugar a lo nuevo. Es lógico, ¿no?
Uds. no saben lo que es andar acomodando la mandíbula a toda hora en todo momento, conscientemente, durante todos los días de la semana, en todos los meses, durante el año entero (recurriendo a la memoria, desde hace varios años ya). Ya no reniego de ello. Ahora lo veo como una especie fantasmagórica de buena suerte: antes estaba en todo momento observándome, ahora, agregando el concepto de cantidad, estoy mucho más tiempo observándome. Es totalmente particular. Es como una gran partida de Ajedrez. Nada de lo que yo haga por mi mandíbula me sirve. Es como la Iluminación mística de la literatura oriental. Tengo gran curiosidad frecuentemente en entender enteramente cuál es la vía por la cual llego a un apretar o desviación de mi mandíbula. Casi casi lo puedo ver claramente, pero se me escapa... Es un gran desafío que implica tener mucha sensibilidad e inteligencia.
¿Qué sucede en una mente cuando pasa de considerar algo una maldición a una buena suerte? ¿Qué es eso? ¿Acaso inteligencia, milagro o auto-engaño?
¡Un saludo!
Comentarios
Besitos de linda semana y FELICES FIESTAS!!!,
Estoy de acuerdo con lo que dices: muchas de las cuestiones trascendentales están en uno y en ningún otro lugar. Sólo hay que fijarse en no caer en frases hechas y desactivarse a ellas. ¡Un saludo!