Psicología de mi ansiedad. Un inicio

Yo tengo un Dios. Se llama Ansiedad.

Es casi la matriz de todo lo que soy. Casi no queda lugar para nada más. Por ella actúo, tanto como un producto de ella, tanto como una lucha para que ella no me produzca nada. Aquí empiezo y aquí termino.

Mi ansiedad es el más creativo e invisible laberinto de mí mismo. Yo he producido con ella todas mis enfermedades, psíquicas y físicas. Me destruyo a mí mismo y me construyo en el hueco. Mi ansiedad ha sido y es el trampolín para todas mis observaciones, y es, a la vez, el amigo y el enemigo. Mi mandíbula, la mujer que golpea mi Inconsciente, los llantos y el dolor psicológico...la poesía.

Todo lo que hago se haya casi impregnado en su totalidad de una huida de ella o de un contacto con ella. Ha sido para mí un dios negativo, un susurro en la piel que raspa, un familiar gritándome en sueños. Y ha sido también un gran vacío, algo neutro a la espera de una definición.

¿Qué es mi ansiedad? ¿Qué es este Dios? ¿Qué es esta cosa constante que todo lo puede?

Aquí, pues, mi psicología de la ansiedad. Un inicio:



Observándome, puedo decir que en un aspecto MI ansiedad es tensión, y, por lo tanto, es una no soltura. La actividad se encuentra en la zona superior del estómago. Con esa actividad yo me pongo incómodo. Estoy de aquí para allá y nada me basta. Como y no se me sacia las ganas de comer. Bebo y no sacio las ganas de beber. Casi ninguna actividad que haga me traslada hacia otro lugar. Todo es incomodidad, y esta ansiedad y mis comportamientos se ligan una y otra vez, ya sea como un producto directo de la ansiedad misma o como una lucha para no ser producto de ella.

Estoy tenso y no hay soltura, y hay esa actividad bien identificada por mí en la zona superior de mi estómago. ¿Por qué estoy tenso? ¿Qué es tensión? ¿Por qué no estoy suelto? ¿Es miedo a algo o es simplemente costumbre de ser así? No logro identificarlo, pero dependiendo del modo que me preste atención, esa actividad en el estómago varía, de un punto intenso hacia algo parecido a una relajación, o a una tensión controlada o familiar.

¿Qué es esta cosa que yo llamo ansiedad? Sin dudas, en otro aspecto es una lucha, una lucha psicológica entre dos o más cuestiones, pero, ¿qué cuestiones?, ¿cuáles son los elementos de esta lucha psicológica?

Surge en mi mente luego de la última pregunta la sociedad y el tiempo. La sociedad para una persona (para mí) es ya todo un componente omnipresente que todo lo presiona desde su particular concepción de ver las cosas. Es un gran componente, uno inmenso: quiera o no quiera, lo acepte o no, estoy inmerso en una sociedad, y esté en contra absolutamente de todo, tengo que pagar la luz. La sociedad está presente en esta ansiedad, de alguna manera. Y el tiempo. El tiempo como sinónimo de tránsito y vejez, como una boca que comunica al hablar que algo se va perdiendo, que algo irrecuperable se va perdiendo. No estoy seguro, no obstante, creo que la sociedad y el tiempo vienen a mi ansiedad en la forma de un devenir, de querer ser, de convertirme en algo. Pero, no viene este devenir como una sugerencia, viene como un Debería, como una obligación, como algo que no tiene discusión porque es una sentencia absoluta. Mi devenir es una exigencia.

La ansiedad ha vuelto. La última vez era una especie de tensión controlada. Observo que la ansiedad, como casi todo de la 'realidad', es multidireccional y vive en un multinivel: no puedo expresar más que decir que sube y baja, atraviesa, va de lado a lado, sigue todas las diagonales. Esta multidireccionalidad de mi ansiedad no es expresable a través de un lenguaje. Esto es obvio para mí. No se puede encerrar y decir: "esto es". Escapa a mi capacidad expresiva a través de un lenguaje, aunque ahí está, es obvio, no tengo dudas.

La ansiedad ahora sube y baja, y su movimiento se mantiene en un nivel semi-alto. Todo este escrito es un escape de ella. ¿Qué puedo hacer con ella y por qué me planteo que siquiera debo hacer algo? "Debo funcionar bien esta noche, debo hacer mi actividad correctamente". Es increíblemente desafiante el no hacer nada, la no acción. Vivo en un mundo operacional, a nivel físico y mental. Este hacer es una forma de ser, eficiente, construida en forma de una identidad tan arraigada... ¿Y si elijo no escribir por ahora? Eso haré.

¡Un saludo!

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