Holroyd, Stuart - Krishnamurti, el hombre, el misterio y el mensaje.
Hace horas que estoy leyendo sobre Krishnamurti, conferencias y sus propios escritos. "No puedo" dejar de hacerlo. De alguna forma me viene gran interés por saber su biografía ─o de saber algo de él más allá de su pensamiento─ en contraposición al desinterés que tenía antes sobre lo mismo.
No sé..., hay muchas cosas en común y gran afinidad.
La primera vez que me topé con este señor fue tal vez en el 2000-01. Un amigo de mi madre le prestó un libro que ella al final no leyó. Yo lo ví en su mesita de luz y, con todo el prejuicio, lo tomé, me lo llevé a mi cuarto y lo comencé a leer. Creo que el libro fue 'La Libertad primera y última'.
Recuerdo perfectamente los primeros pensamientos en esa lectura inicial, y recuerdo también lo que sentía mientras leía. "Son mis pensamientos pero más ordenados", me repetía. Decía que los pensamientos de Krishnamurti eran míos sólo que estaban ordenados en un todo lógico que a mí parecer me era afín, entendible y gustoso. Míos no en el sentido de que son de mi propiedad sino en el sentido de la identificación, y de saber que, de alguna manera, ya los tenía en mi cabeza..., a esos pensamientos ya los había pensado.
Todos sus escritos y textos han tenido gran impacto en mí.
Relativamente hace poco me enteré del aspecto místico de Krishnamurti. Y todo cuanto se decía de ello no me interesaba. Realmente estaba interesado en los aspectos prácticos de su pensamiento.
Ahora, me he topado con unos textos y, en especial, con un libro de Stuart Holroyd llamado 'Krishnamurti, el hombre, el misterio y el mensaje' en el que todo me llama la atención. Como lo siguiente:
Algo ocurrió en agosto de 1922, en Ojai, California. Más adelante Krishnamurti lo llamó «el proceso» y lo consideró el momento crucial de su vida. Krishnamurti y Nitya, su hermano, llegaron a California, tras haber realizado un largo viaje de varios meses por Europa, donde habían viajado y asistido a las convenciones teosóficas de la India y Australia. Allí habían pasado una temporada con Leadbeater, quien ahora se jactaba del título de obispo regional para Australasia de la Iglesia Católica liberal, un cargo que le permitía complacerse en su gusto por la extravagancia y el ceremonial. Leadbeater había «mantenido vivo» para Krishnamurti un mensaje del maestro Kuthumi que tuvo un profundo efecto sobre él. El mensaje decía:
'En tí, también, tenemos las más altas esperanzas. Mantente firme y crece, y esfuérzate cada vez en conducir la mente y el cerebro a la sumisión al verdadero yo interior. Sé tolerante con las divergencias de opinión y métodos, porque cada uno usualmente tiene un fragmento de verdad oculto en algún lugar en su interior, incluso aunque con frecuencia esté distorsionado casi hasta ser irreconocible. Busca el más insignificante destello de luz en la oscuridad estigia de cada mente ignorante, porque reconociéndolo y fomentándolo puedes ayudar a un hermano pequeño'.
Un mensaje tópico como éste le pareció a Krishnamurti muy pertinente para su circunstancia en aquel momento. Así, le escribió a Leadbeater:
Como sabe, no he sido lo que se llama «feliz» en muchos años; todo lo que tocaba me producía descontento... No sabía lo que quería ni me preocupaba de hacer nada; todo me aburría enseguida y, de hecho, no me encontraba.Como consecuencia del mensaje que él creía que provenía del Maestro Kuthumi empezó a meditar con regularidad, y una consecuencia de la meditación, escribió, fue que «empecé a ver con claridad dónde había fallado y dónde fallaba y... empecé consciente y deliberadamente a destruir las malas acumulaciones de los años anteriores».
Pero «el proceso» no fue una valoración intelectual deliberada de sí mismo y de su vida, sino una abrumadora experiencia física y espiritual.
Mircea Eliade, en su estudio clásico Chamanismo, narra cómo el chamán de las religiones tribales primitivas era, con frecuencia, un hombre enfermo que había logrado curarse a sí mismo, y dice que muy a menudo la vocación del chamán se le reveló por primera vez «por una enfermedad o un ataque epiléptico». Es más, una característica de esta enfermedad reveladora es que el chamán experimenta una separación de su cuerpo físico y entra en un trance «durante el cual se cree que su alma abandona el cuerpo y asciende al cielo o desciende al infierno». Estas citas describen muy bien lo que le ocurrió a Krishnamurti*.
Las negritas son mías.
* ¡Y a mí también!: Desdoblamientos: Coincidencias con el relato de C. Castaneda (1).
¡Todo me cuadra de una forma sorprendente! Demasiadas coincidencias pero con las que no me digo nada. Yo ya me había ido al neurólogo para saber si tenía algún desorden y responderme si era objeto de alguna tendencia o algo en relación a la epilepsia/esquizofrenia. Sé que mis experiencias al dormirme (o antes de hacerlo) tienen que ver con un asunto neuronal. ¡Pero el neurólogo no me dijo un carajo!
Tengo una certeza, la primera en meses, y es que un camino que podría tomar es el concentrarme en profundizar la temática de la que versa Krishnamurti. El asunto es que para dar un giro radical yo tengo que literalmente desaparecer de la sociedad e ignoro si al menos una parte de mí desea eso a ese nivel. Supongo que la vida no es una oportunidad que uno se pierda, a no ser que uno acabe con ella.
Ya veré...por ahora, es una grata sorpresa esta coincidencia o por lo menos la forma en la que Stuart lo expresa todo.
¡Saludines!
Imagen: http://articulo.mercadolibre.com.ve/MLV-14665182-stuart-holroyd-krishnamurti-el-hombre-el-misterio-_JM
Comentarios
Un saludo,
Gustavo Estrada
"Quizás recuerden ustedes la historia de cómo el diablo y un amigo suyo estaban paseando por la calle cuando vieron delante de ellos a un hombre que levantaba algo del suelo y, después de mirarlo, se lo guardaba en el bolsillo. El amigo preguntó al diablo:
"¿Qué recogió ese hombre?" "Recogió un trozo de la Verdad", contestó el diablo. "Ese es muy mal negocio para ti, entonces", dijo su amigo. "Oh, no, en absoluto", replicó el diablo, "voy a dejar que la organice".
"Yo sostengo que la Verdad es una tierra sin caminos, y no es posible acercarse a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna secta. Ese es mi punto de vista y me adhiero a él absoluta e incondicionalmente. La Verdad, al ser ilimitada, incondicionada, inabordable por ningún camino, no puede ser organizada; ni puede formarse organización alguna para conducir o forzar a la gente a lo largo de algún sendero en particular. Si desde el principio entienden eso, entonces verán cuan imposible es organizar una creencia. Una creencia es un asunto puramente individual, y no pueden ni deben organizarla. Si lo hacen, se torna en algo muerto, cristalizado; se convierte en un credo, una secta, una religión que ha de imponerse a los demás. Esto es lo que todo el mundo trata de hacer. La Verdad se empequeñece y se transforma en un juguete para los débiles, para los que están sólo momentáneamente descontentos. La Verdad no puede rebajarse, es más bien el individuo quien debe hacer el esfuerzo de elevarse hacia ella".
"Ustedes no pueden traer la cumbre de la montaña al valle. Si quieren llegar a la cima de la montaña, tienen que atravesar el valle y trepar por las cuestas sin temor a los peligrosos precipicios. Tienen que ascender hacia la Verdad, esta no puede "descender" ni organizarse para ustedes. El interés en las ideas es sostenido principalmente por las organizaciones, pero las organizaciones sólo despiertan el interés desde afuera".
Fragmento del discurso de disolución de la La Orden de la Estrella de Oriente. (2 de Agosto de 1929)
http://seaunaluzparaustedmismo.blogspot.com/
Gustavo Estrada: ¡Muchas gracias por pasar! La temática afín me llena de gozo. He pasado por el enlace detrás de tu nombre, es un sitio por demás de interesante. Le pegaré una leída =D
Me parece súper curioso un sitio sostenido por Microsoft Office Live ¡se ve lindo! No conocía que se pudiera hacer algo así.
Un saludo.
Guzmán: Gracias por tu aporte. Ese texto es impresionante.
Tu sitio es algo muy bueno para mí. He pasado muchos momentos leyéndolo.
¡Un saludo y gracias por pasar!
=)