¡Feliz Navidad!

Hace días que no tengo ganas de escribir. No me preocupo porque así como las ganas se van también vienen. Y no quiero estar metido en todo momento en la averiguación del traslado favorable o desfavorable de la química que me posibilita escribir algo que me satisfaga.

El viernes salí con unos amigos y me fui a un bar a filosofar un rato. Hablé de varios temas y me confiaron ellos otros tantos. 

Conversé, por ejemplo, sobre que me molesta que se utilicen palabras de contenido profundo para expresar algo superfluo. Recordé a Susana Gimenez diciendo toda la hora "divino esto, divino aquello" para referirse a cualquier cuestión mundana. Lo repite tanto que el significado de divino parece ser el color de la corbata de uno de sus asistentes o la olvidadiza memoria de una anciana tras el tubo del teléfono. 

Y divino significa otra cosa. Para la corbatita o la simpática incomodidad de la anciana hay otras palabras que uno puede utilizar y así expresar esos pensamientos que provocan esas específicas cuestiones. Porque, sin dudas, si Susana Gimenez se fijara en el diccionario —que tampoco es LA REFERENCIA pero que efectivamente sirve como un buen punto de partida— se daría cuenta que la palabra Divino significa algo sumamente trascendente o algo absolutamente increíble y no la vergüenza subyacente al tropezón de uno de sus asistentes. Que se yo...tal vez ajustaría su expresión hacia algo acorde teniendo una referencia distinta.

Había comentado esto a mis amigos por algunos llamados y mensajes de texto en los que se inscribían la palabra Feliz después de Cumpleaños.

Mucha gente ha repetido tanto la expresión completa, Feliz Cumpleaños, que realmente la torna sólo una frase hecha, como "nubosidad variable", que significa y no significa nada. Estoy seguro que nadie, salvo excepciones, ha deseado verdaderamente felicidad y menos desde un mensaje de texto o una llamada telefónica. Sólo dijeron "va a haber sol" en un día que parece que va a salir el sol; es decir, sólo dijeron algo que están acostumbrados a decir por la onda del clima imperante. Nadie dice Feliz Navidad en Mayo.

Las personas comunes no desean la felicidad más allá de las festividades y tradiciones de las que fueron testigos o partícipes. Y cuando expresan "feliz algo" es mera formalidad.

Felicidad es una palabra inmensa. Yo pego un chirlo simbólico cuando alguien pone Livertad (con ve corta) ¡es inconcebible que semejante palabra no se escriba correctamente! Significa que quien la utiliza no profundizó en los asuntos que su concepto señala. Y no son conceptos referidos al clima ¡es acerca de la Libertad, caramba! Lo mismo me pasa con Felicidad, pero ahora cuando lo expresan verbalmente y, si bien, no pego ningún chirlo, mentalmente pongo la cara previa a hacerlo. Desear felicidad es para las personas físicamente lejanas, para quienes están en otro país u otros mundos. Las personas comunes cercanas no desean felicidad, sólo intentan quedar bien.

En mi caso personal, yo deseo construir felicidad, no desearla, por eso no saludo a nadie para sus cumpleaños —claro, salvo excepciones—. Y estoy tan metido en mí mismo, que para construir felicidad en torno a otras personas, estoy armando la mía propia. Y hasta que no llegue a aquello, habrá un vacío, una soledad y un alejamiento a veces inentendibles para los otros, pero aquí estamos...Si se quiere, desear felicidad es sólo para los comunes, y el verdadero asunto no tiene que ver con sólo algunos deseos.

Yo soy un muchacho que se toma en serio algunas palabras, por eso soy fuerte y vulnerable al mismo tiempo. Construir felicidad es una cosa de este y del otro mundo y una expresión bien dicha puede marcar la diferencia.

¡Feliz Navidad! Jó jó jó