Eso llamado "mente"

Eros y Psique.

«La mente es ese gran misterio contenedor por des-velar y des-cubrir. Quien conoce su mente, conoce al hombre, y a la humanidad...»



Para mí, la mente es un modelo casual que uso para hablar de ciertas cualidades, pero no estoy seguro de que ella como tal exista. Digamos, entre vos y yo, no tengo pruebas y, para mí, es mejor estar inseguro que seguro.

Así, en eso que es la mente, aquello desde donde y, a través de la cual, manifiestan las actividades psíquicas, yo observo varios elementos que emergen como manifestaciones o fenómenos: el más inconfundible para mí es el pensamiento.

Yo considero que el pensamiento es básicamente la imitación, por medio de la imaginación, del aparato fonador del ser humano, la voz. Sin embargo, hay pensamiento que no es sólo sonido, hay pensamiento elaborado, ya sea éste de forma lingüística o de forma de imágenes. El pensamiento lingüístico y el pensamiento por imágenes son las formas más frecuentes con que el pensamiento se me aparece a mí.


Después, dentro de lo que es la mente, está la memoria. La memoria es la habilidad de almacenar y traer datos, más o menos subjetivos y objetivos, al presente. La extracción por medio de cierta voluntad de esos datos es lo que se conoce como el acto de recordar. La mente interviene en el proceso de recordar y puede hacer que este dato sea subjetivo. La objetividad puede que sea un mito, o se acerque más a la realidad cuando dos subjetividades concuerden respecto de un objeto observado (intersubjetividad). La memoria existe por una cualidad subyacente a cuando se presta atención a algo. Un tipo de consciencia actúa como un registro. La memoria existe por la característica que tiene el cerebro de poder registrar lo que percibe.

Luego, en eso que llamamos mente, está la imaginación. La imaginación es aquella actividad que nace del resultado de la operación de los sentidos. Si bien, la misma palabra imaginación hace alusión a imágenes no es sólo por esta vía que ella se manifiesta sino que también lo hace desde los otros sentidos restantes. Como en lo anterior, en mi caso, la imaginación tiene predilección por el sentido de la vista secundando, quizás, el sentido de la audición.

Otro de los elementos de la mente es la voluntad. La voluntad es lo que mueve hacia una dirección las manifestaciones de la mente y del cuerpo. Es la parte del Yo que emerge bajo cierta particular atención y toma decisiones desde el lugar que se conoce como consciencia. Por medio de la voluntad, por ejemplo, se puede traer un dato de la memoria o se lo puede borrar, se puede prestar atención a algo o dejarlo inadvertido, etc. Muchas veces la voluntad es impulsada por el soporte químico del organismo. Es así que uno toma agua o se va a dormir. La voluntad, en este sentido, es sólo un «ejecutor a medias».

Ahora bien, en la mente existen ciertas particularidades, a saber: la atención, la consciencia y el Yo. Todo esto es parte de un mismo asunto que bien pudiera llamarse con cualquiera de los tres nombres anteriores. Desde la escuela, muchos sabemos que un alumno no presta atención con la misma calidad inicial por más de 45 minutos. Prestar atención es enfocar mediante la voluntad los aspectos fenoménicos de una realidad particular; esto se conoce como concentración. Como la concentración consume energía, este tipo de atención no es siempre la misma mientras transcurre. La consciencia, podría ser un estrato más abarcador que el proceso de prestar atención y viene dada por la facultad humana de darse cuenta de lo que emerge tanto interiormente o externamente. La consciencia puede ser a veces un proceso más constante sin el mismo consumo aparente de energía que lo gastado en la concentración. Finalmente, el Yo y la mente son muy parecidos, por no decir iguales. Siendo sólo parecidos, el Yo, es el producto de una identidad personal. Es el nombre y la actuación de quien tiene memoria, imaginación, pensamiento, voluntad, etcétera. El Yo es un proceso que deviene por lo cultural y es un tópico también genético. Cuando el Yo y la mente son iguales, el Yo es el contenedor de toda la emergencia fenoménica de la psiquis.

El segundo elemento más destacado en la mente ─después de los pensamientos─ son los sentimientos y las emociones. Si bien las emociones no son un elemento “mental” en sí mismo, muchas de las veces vienen por y a través de ésta. Las emociones son un estado químico especial dentro de la biología humana y se caracterizan por tener gran intensidad y corta duración. Una emoción bien llevada durará entre 3 y 8 minutos (hasta 10), según mi experiencia personal. A su vez, los sentimientos tienen todas las cualidades de las emociones pero se mantienen en un estadio menos primitivo pues tienen mayor duración. Los sentimientos son todas las veces una producción química mantenida en el tiempo por su vinculación con las ideas. Existen emociones y sentimientos pasivos y activos. En el lado pasivo están emociones como la tristeza o la melancolía, grandes musas de cualquier artista escritor. En el lado activo, están las emociones como el enojo o la euforia, que requieren un proceso de descarga y sirven mucho a los corredores en las olimpiadas, a los boxeadores o también a los artistas. Desde mi punto de vista, así como no existe un lineamiento ético en la conformación del cerebro, tampoco existe un lineamiento de malo o bueno en relación a las emociones. Una buena emoción puede producir un excelente registro en la memoria llevando a un recuerdo vívido de una experiencia cuando el sujeto así lo requiera. Un experimento que siempre me gustó hacer (no así a los experimentados) es hacer que alguien recordase un número cualquiera justo después de pellizcarle el estómago o la espalda. Si el sujeto se enoja o molesta (que puede ser lo general) el número será recordado en esa semana si se le pregunta cuál fue. Muchas personas consideran como un “sentirse mal” el participar de la parte pasiva de las emociones. Para mí, simplemente, eso ya no existe. La tristeza o la depresión tienen grandes atributos potenciales que cuando se las trascienden se aprenden contenidos que no vendrían de otra manera.

La mente tiene, además, dos grandes cuerpos fenoménicos: el consciente y el inconsciente. El inconsciente es lo desconocido, la otra frontera, el misterio del hombre. Sucede algo, susceptible de ser desentrañado, con el Yo cuando éste se encuentra en la vigilia, en medio de un sueño "activo" (cuando se está soñando), y en el sueño profundo. Elementos todos que serán abordados en un artículo posterior.


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Imagen
http://escriturayarteterapia.blogspot.com/2009/11/eros-y-psique.html

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