El miedo a uno mismo
El miedo a uno mismo es un asunto bien complicado. Creo (moviendo mi ánimo hacia una afirmación) que si no es el más complicado de todos está sin dudas en el podio de los grandes inconvenientes de la psiquis humana. Es también un miedo deformado, lleno de fantasías, inexistencias y cosas puestas en la mente por invención.
El miedo es un sentimiento básico, un instinto alertador, como un dolor de cabeza o cualquier dolor físico que dice "algo no anda bien, atento, escuchá". Hay que tener mucho conocimiento (o haber prescindido de él, voluntariamente) para "escuchar" lo que las cosas del cuerpo indican.
En el tema del miedo a uno mismo, el cuerpo, es luego secundario. Lo principal es la mente, el lugar en donde habitan los propiciadores, el motor, el montador de escenarios. Quizás también sea adecuado un enfoque integral simultáneo que contemple a la mente o al cuerpo, pero ese vendría a ser otro tema.
Existen vacíos en la psiquis o en la personalidad productos de un ambiente educativo deficitario en los inicios de formación de un ser humano. Si en la niñez no se tomaron los elementos de la niñez, en la adultez va a haber algo que falte. Y esto a veces es un doble problema: el problema de tener ese inconveniente, y el problema de no saberlo.
En mi caso personal, yo me doy cuenta de mis vacíos de personalidad por sus efectos (lo cual significa un estadío de consciencia bastante tardío): hay cosas que no se afrontan, riesgos que no se corren y sentimientos y sensaciones que se tienen y que se suponen no deberían estar ahí.
Pero todo nace por la dialéctica frecuente que influyó en la niñez y en la juventud/adolescencia. Esa dialéctica ─que antes era un padre o una madre diciendo algo al niño─ es ahora un eco, un resabio, un manojo de dichos acostumbrados en la psiquis en la forma de uno o más pensamientos: "¡mirá lo que hiciste!", "¡no lo hagas!", "¡ni se te ocurra hacerlo!". Ahí están todos los tiempos, pasado, presente y futuro, y todo el rollo de una educación restrictiva con acento en el "no", o en el "no lo hagas si no lo vas a hacer bien", o "no lo hagas porque sos incapaz".
El "no" y el "no puedes" son invasivos de cualquier psiquis y ciertos espíritus responden o retrayéndose en la adolescencia y en la adultez, o volviéndose exigentes. Y ahí hay una clave: el miedo a uno mismo tiene que ver con la exigencia.
En el miedo a uno mismo existe un fenómeno curioso (que tal vez se dé con otros miedos o elementos de la mente): todas las veces uno dirá que el objeto del miedo, aquello que da miedo, está allá afuera, siendo un agente externo y no aquí adentro. Ahí, el dualismo sujeto-objeto deviene en una oleada de compleja percepción. Y es ahora un triple problema: uno tiene un inconveniente que desconoce y que de buenas a primeras, no entenderá. Ese miedo que se siente es por ese chico en el vestíbulo o esa bicicleta en el garage en la que una vez me pegué un porrazo.
El miedo a uno mismo necesita contención y de alguien que se de cuenta que otra persona lo está teniendo. Después de los 20 años, no creo que sea un problema para resolver uno mismo, a no ser que se tenga como predilección y talento por los temas de la psiquis.
Son tan variados los objetos por los cuales el miedo a uno mismo se revela que esta entrada podría no acabar más, pero he aquí una lista no exahustiva:
Cuando juego al ajedrez en Internet yo suelo enojarme conmigo mismo mediante un insulto a mí mismo por una mala movida o por una buena movida (que yo "debí de darme cuenta") de mi contrincante. Cuando todavía no hay ni mala movida mía ni buena movida de mi oponente, surge una especie de ansiedad: ¡y ese es el mismísimo miedo a uno mismo! La ansiedad es un conflicto de intereses aparente o genuinamente opuestos entre dos puntos mentales (a veces, un pensamiento en conflicto con otro pensamiento). La ansiedad se me desenvuelve por el temor a lo que pasará si pierdo: el pensamiento insultándome ("sos un pelotudo", "qué tonto que sos") y la incomodidad y desagrado de todo eso que se siente por pensar así.
Cuando juego a la PlayStation (un jueguito de fútbol) el asunto viene ligeramente diferente: si pierdo, existe una proyección de mis voces internas en las burlas de mis amigos. Cuando yo gano en ese juego, les bromeo a mis amigos y eso me divierte. Cuando por fin me toca perder, ellos se desquitan y si me toca enojarme, me doy cuenta de que lo que ellos dicen es lo que yo suelo decirme a mí mismo. Por lo general, me digo que lo que me enojó es lo que ellos me dijeron ("jajaja boludo, te metí tres goles", "sos re fácil de ganar") cuando en realidad eso que enoja es mi propia voz "mental" puesta allá afuera. ¿Se entiende? La clave, entonces, es que el miedo a uno mismo es una proyección en algo o en alguien de cómo será el futuro (una proyección ingenua que dice que el futuro será desfavorable).
Todo esto es teoría. Uno debe revisar todo el tema del miedo, si éste alguna vez sirvió para algo, todo el tema de la incomodidad, el tema de esos pensamientos específicos, todo el asunto de la ansiedad, las proyecciones, uno debe revisar qué es eso de la aceptación, qué significa el status quo, el asunto de por qué se piensa así y no de otra manera, de por qué se piensa...; debe revisar el tema de la autoestima, la confianza y la inseguridad, y si de verdad existe un vacío en la personalidad. Sé que, dialécticamente (en un discurso/texto escrito o hablado), uno puede trascender, mediante el entendimiento, el miedo a uno mismo. Quizás este simple post me ayude a mí o te ayude a vos.
El miedo a uno mismo es un conocimiento mal aprendido o un desconocimiento sobre uno mismo. El miedo es una respuesta del organismo, como estornudar o guiñar un ojo o abrazar a un amigo. Y tener miedo es a veces una respuesta de costumbre. La costumbre de tenerse miedo a sí mismo, entender eso, es tal vez la respuesta a una parte de todo el ciclo existencial.
¡Un saludo y buena suerte! =)
El miedo es un sentimiento básico, un instinto alertador, como un dolor de cabeza o cualquier dolor físico que dice "algo no anda bien, atento, escuchá". Hay que tener mucho conocimiento (o haber prescindido de él, voluntariamente) para "escuchar" lo que las cosas del cuerpo indican.
En el tema del miedo a uno mismo, el cuerpo, es luego secundario. Lo principal es la mente, el lugar en donde habitan los propiciadores, el motor, el montador de escenarios. Quizás también sea adecuado un enfoque integral simultáneo que contemple a la mente o al cuerpo, pero ese vendría a ser otro tema.
Existen vacíos en la psiquis o en la personalidad productos de un ambiente educativo deficitario en los inicios de formación de un ser humano. Si en la niñez no se tomaron los elementos de la niñez, en la adultez va a haber algo que falte. Y esto a veces es un doble problema: el problema de tener ese inconveniente, y el problema de no saberlo.
En mi caso personal, yo me doy cuenta de mis vacíos de personalidad por sus efectos (lo cual significa un estadío de consciencia bastante tardío): hay cosas que no se afrontan, riesgos que no se corren y sentimientos y sensaciones que se tienen y que se suponen no deberían estar ahí.
Pero todo nace por la dialéctica frecuente que influyó en la niñez y en la juventud/adolescencia. Esa dialéctica ─que antes era un padre o una madre diciendo algo al niño─ es ahora un eco, un resabio, un manojo de dichos acostumbrados en la psiquis en la forma de uno o más pensamientos: "¡mirá lo que hiciste!", "¡no lo hagas!", "¡ni se te ocurra hacerlo!". Ahí están todos los tiempos, pasado, presente y futuro, y todo el rollo de una educación restrictiva con acento en el "no", o en el "no lo hagas si no lo vas a hacer bien", o "no lo hagas porque sos incapaz".
El "no" y el "no puedes" son invasivos de cualquier psiquis y ciertos espíritus responden o retrayéndose en la adolescencia y en la adultez, o volviéndose exigentes. Y ahí hay una clave: el miedo a uno mismo tiene que ver con la exigencia.
En el miedo a uno mismo existe un fenómeno curioso (que tal vez se dé con otros miedos o elementos de la mente): todas las veces uno dirá que el objeto del miedo, aquello que da miedo, está allá afuera, siendo un agente externo y no aquí adentro. Ahí, el dualismo sujeto-objeto deviene en una oleada de compleja percepción. Y es ahora un triple problema: uno tiene un inconveniente que desconoce y que de buenas a primeras, no entenderá. Ese miedo que se siente es por ese chico en el vestíbulo o esa bicicleta en el garage en la que una vez me pegué un porrazo.
El miedo a uno mismo necesita contención y de alguien que se de cuenta que otra persona lo está teniendo. Después de los 20 años, no creo que sea un problema para resolver uno mismo, a no ser que se tenga como predilección y talento por los temas de la psiquis.
Son tan variados los objetos por los cuales el miedo a uno mismo se revela que esta entrada podría no acabar más, pero he aquí una lista no exahustiva:
- Hay algo que no gusta del cuerpo que provoca rechazo y una tendencia a pensar en que será rechazado. El pensamiento no deja arriesgarse, no vale la pena, el yo será rechazado. Aquí el tema es de aceptación;
- "No puedo", "no debo", "lo haré mal", "no sirvo para esto". La mente pone gran énfasis en mantener el status quo (todo tal cual está siendo);
- Si por fin uno se pone en proyecto de hacer algo, la exigencia será muy grande y un peso cargado totalmente innecesario: la pintura linda no será linda, el trabajo realizado no colmará las expectativas, el objetivo cumplido fue por suerte...;
- En la exigencia, uno no es amable consigo mismo, y este es otro punto clave;
- Una paciencia mal aplicada o una ausencia de paciencia para tareas que la requieran;
- Todo es baja autoestima, todo es poca confianza, todo es inseguridad. O viene por partes o todo junto. El vacío es justamente eso: una nada actuando con éxito.
Cuando juego al ajedrez en Internet yo suelo enojarme conmigo mismo mediante un insulto a mí mismo por una mala movida o por una buena movida (que yo "debí de darme cuenta") de mi contrincante. Cuando todavía no hay ni mala movida mía ni buena movida de mi oponente, surge una especie de ansiedad: ¡y ese es el mismísimo miedo a uno mismo! La ansiedad es un conflicto de intereses aparente o genuinamente opuestos entre dos puntos mentales (a veces, un pensamiento en conflicto con otro pensamiento). La ansiedad se me desenvuelve por el temor a lo que pasará si pierdo: el pensamiento insultándome ("sos un pelotudo", "qué tonto que sos") y la incomodidad y desagrado de todo eso que se siente por pensar así.
Cuando juego a la PlayStation (un jueguito de fútbol) el asunto viene ligeramente diferente: si pierdo, existe una proyección de mis voces internas en las burlas de mis amigos. Cuando yo gano en ese juego, les bromeo a mis amigos y eso me divierte. Cuando por fin me toca perder, ellos se desquitan y si me toca enojarme, me doy cuenta de que lo que ellos dicen es lo que yo suelo decirme a mí mismo. Por lo general, me digo que lo que me enojó es lo que ellos me dijeron ("jajaja boludo, te metí tres goles", "sos re fácil de ganar") cuando en realidad eso que enoja es mi propia voz "mental" puesta allá afuera. ¿Se entiende? La clave, entonces, es que el miedo a uno mismo es una proyección en algo o en alguien de cómo será el futuro (una proyección ingenua que dice que el futuro será desfavorable).
Todo esto es teoría. Uno debe revisar todo el tema del miedo, si éste alguna vez sirvió para algo, todo el tema de la incomodidad, el tema de esos pensamientos específicos, todo el asunto de la ansiedad, las proyecciones, uno debe revisar qué es eso de la aceptación, qué significa el status quo, el asunto de por qué se piensa así y no de otra manera, de por qué se piensa...; debe revisar el tema de la autoestima, la confianza y la inseguridad, y si de verdad existe un vacío en la personalidad. Sé que, dialécticamente (en un discurso/texto escrito o hablado), uno puede trascender, mediante el entendimiento, el miedo a uno mismo. Quizás este simple post me ayude a mí o te ayude a vos.
El miedo a uno mismo es un conocimiento mal aprendido o un desconocimiento sobre uno mismo. El miedo es una respuesta del organismo, como estornudar o guiñar un ojo o abrazar a un amigo. Y tener miedo es a veces una respuesta de costumbre. La costumbre de tenerse miedo a sí mismo, entender eso, es tal vez la respuesta a una parte de todo el ciclo existencial.
¡Un saludo y buena suerte! =)
Comentarios
Un enorme beso Adax,
un saludo,
r.r.
ya se dice que el miedo es libre y es cierto,ero el miedo a uno mismo viene dado por la educación. El "no hgas eso" qe uno se dice a sí mismo la mayoría de las veces se debe a lo aprendido, a lo inculcado, a lo grabado a fuego en nuestro cerebro desde que somos infantes y gran parte de la culpa es de la religión.
Un saludo
Otra cosa súper importante (que tampoco puse) es el tema irracional. No considero que todo miedo sea irracional, pero este tipo de miedo que yo nombro, sí que lo es, sumado a ese miedo al dolor cuando aún no se lo tiene. ¡Gracias por tus aportes! Te mando un beso!!!
R.R.: ¡Bienvenido al blog! Un placer que te des una vuelta. Te espero en antiguas y futuras entradas jejejeje ¡Un saludo y muchas gracias!
Francisco Galván: ¡Qué alegría tenerte por acá, Pirulínnnnnnnnnnnnnnn! El tipo con talento para escribir que le da con un palo al tipo con un anillo que hay que besar en el Vaticano.
Sip, sumado a lo que dice rosscanaria, una cosa súper importante que no puse es el de la religión, especialmente la Católica.
La forma como me inculcaron ese dios ha sido a través del miedo, el sometimiento, la culpa. Se me ha querido acabar con la curiosidad a menos que mis preguntas sean para profundizar la interpretación oficial. ¡Un desastre!
¡Te mando un abrazo, gracias por pasar!
Carpe Diem
Para terminar el miedo solo se puede vencer de dos formas: aceptándolo como parte de nuestras existencia por temor a lo desconocido, y enfrentándola buscando el conocimiento de la verdad que nos hará libres.
Dios me los cuide.
Atte. Antony Ferrari