El amor perfecto, serie de cuentos cortos impersonales (4).
Originalmente, en esta entrada, estaba el cuento corto impersonal llamado El amor perfecto. Con la motivación de organizar un poco mis textos, abrí otro blog de nombre Un día de esos... en donde estarán publicados los textos que se puedan etiquetar de literarios y que inicialmente estaban en este blog.
Es el mismo cuento nada más que ahora cambia de nombre para pasar a llamarse Amor no se escribe en la pared. La entrada completa al relato que estaba aquí la publico en:
Si te gusta, llegate por mi otro blog: Un día de esos... http://diadeesos.blogspot.com
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El amor perfecto.
Un nuevo actor en la escena.
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-7-
Era una casa grande, antigua; era fresca, con los techos altos. Una vez hubieran llegado a la puerta de su casa, su amigo y él, tocaron el portero:
-¿Si...?
-¡Hola! Soy yo, ¿está Florencia?
-Sí, sí, ya te atiende (se oyen risas, alguien se río adentro). Ellos también se rieron.
Un ratito después, ella abrió la puerta. Todo su olor lo impregnó. La casa y ella tenían un olor característico; él, incluso con el pasar cruel del tiempo, reconocería esos olores en cualquier lugar. Suspiraría al sentirlos una vez más...
Para llegar a la puerta de su casa, se debía subir unos dos escalones, por lo tanto, al estar parado ahí se veían las cosas desde una altura de nivel superior. Las personas que estaban al nivel de la vereda, obviamente, estaban más abajo. Cuando ella abrió la puerta, él se enfrentó con el centro del Universo, con el pasadizo hacia lo que él después llamaría el Paraíso. Él se encontró con su pupo.
Lo envolvía una cintura perfecta, un estómago chato. En el nivel superior había un rostro simpático y sonriente que dijo:
-¡Pasen!
Después de los besos protocolares, ingresaron.
Pasaron inmediatamente hacia un pequeño pasillo, luego por la antesala. Pasaron por un sector amplio, una especie de patio interno en donde se encontraba hacia la derecha una computadora, y se dirigieron a lo que debía ser el comedor, justo antes de la cocina. En ella había una mesa alrededor de la cual estaban sentadas sus compañeras, sonrientes y buenamente presumiendo, todas ellas.
Pidió agua. Tomó su agua. La vio atentamente ir y venir, luego sentarse. Hizo las bromas pertinentes. Esa casa era un lugar en el que no creía iba a estar tanto tiempo.
Comentarios
Me gustó esto: "él, incluso con el pasar cruel del tiempo, reconocería esos olores en cualquier lugar. Suspiraría al sentirlos una vez más..."
¡Chau! ;-)
baaaaaah, lo cagó todo solito?
Jajaja, es más, te diría que es como un pato, cada paso una cag...
xD ¡besos!
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Roal dijo...
Va bien, de algún lado tendrá que sacar valor para luchar contra si mismo...
¡Ojalá que sí! Y vos ¿sacaste el valor para con tu chico? :O
Jójójó, ¡saludos!
No fui mi propia enemiga, no hubo lucha... ;-)
Me imagino que fue porque él te dio todo en bandeja ¿o hiciste algo para conquistarlo y llevarlo a tus morenas y trabajadoras manos venezolanas, libres de casi todo pecado? =P
No tuve que luchar conmigo misma. Eramos amigos antes de ser novios, luego el interés y las insinuaciones fueron apareciendo poco a poco, nada en bandeja de plata :-P, mucha psicología y estrategias... :-D
¡Chau!
¡A la pipetuá! xD Te preguntaba lo anterior porque en la medieval Tucumán muchas mujeres son conquistadas pero no conquistan.
Ninguna se anima a cantar una serenata al hombre de sus sueños -o realidades- :D
¡Besos!
Ni que fuera adivina...