La lógica de fumar —o no hacerlo— en mi padre (2).
A este texto lo escribí en el año 2005, pasado el mes del no-fumador.
En él le hablo a mi padre sobre lo que pienso cuando fuma y lo que sustenta para seguir haciéndolo. Por supuesto, mi visión subjetiva de las cosas.
Lo dividiré en cuatro partes:
En él le hablo a mi padre sobre lo que pienso cuando fuma y lo que sustenta para seguir haciéndolo. Por supuesto, mi visión subjetiva de las cosas.
Lo dividiré en cuatro partes:
- Las observaciones iniciales.
- La consciencia sobre los actos.
- Diferentes del resto ¿o somos el resto?
- La filosofía a la vuelta de la esquina.
Son dos motivaciones las que me llevaron a escribir esto:
una, la ejercitación de la cabeza, por lo que jugué a pensar; la otra, si lees de seguro te vas a enterar.
El texto va dirigido a mi padre, a modo de carta. Quienes lo lean, serán afortunados y especiales testigos invitados.
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El muchacho Aristóteles pensaba que lo bueno era el término medio entre el exceso y el defecto; y término medio llamaba a lo que distaba lo mismo de ambos extremos, es decir, a lo que no se excedía ni se quedaba corto.
una, la ejercitación de la cabeza, por lo que jugué a pensar; la otra, si lees de seguro te vas a enterar.
El texto va dirigido a mi padre, a modo de carta. Quienes lo lean, serán afortunados y especiales testigos invitados.
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La consciencia sobre los actos.
Ahora mismo recuerdo cuando me dijiste que yo aún no había bebido vino verdaderamente, sino que lo hacía como una respuesta a la sociedad y a mis amigos. Inferí correctamente por tu observación, que mi satisfacción y mi motivación para con esa bebida no tenían realmente que ver con el acto de beber vino —un Tetrabrik entero jaja— pues todo ello se situaba en la satisfacción que me otorgaba el brindar una imagen mía a un grupo selecto de personas. El hecho de observar minuciosamente este respecto, me brinda toda una gama de conocimientos que derivan y se juntan en mi consciencia personal. Y es justo eso, lo que por ignorancia o desatención, no me dejaba disfrutar plenamente y sin reparo de un buen Cabernet Sauvignon: la necesidad de proyectar una imagen personal. Pero eso es mío solo.
Retomando, te puedo decir que así como yo lo hice con el vino lo habrás hecho vos con el cigarrillo; es decir, la primera pitada la habrás hecho en respuesta de tu sociedad circundante, y la segunda y la tercera también... hasta que la sociedad o los amigos ya no importaran para seguir fumando.
Es claro para mí, que yo ahora intento beber vino con consciencia, como disfrute y no como la necesidad de dar respuestas a cierto estrato.
Ahora la pregunta es ¿vos fumas con consciencia?, ¿fumas pensando por qué lo haces?, ¿has fumado pensando para qué lo haces?
Filosofía cara y zapatos de acero.
A continuación hablaré como si fuese que sé, pero no sé, en sentido socrático.
Sócrates decía que la peor ignorancia es creer saber algo cuando en realidad no se sabe nada.
Saco el significado de consciencia de lo que hablábamos y lo tomo como un darse cuenta. Una pregunta importante, que no necesariamente debe tener respuesta, es sin en la vida se deben tener motivos para ser feliz. Personalmente, pienso que el sólo hecho de estar alegres es bueno, pero también sé que el hombre sabio busca más que ese simple contento. Los hombres y mujeres inteligentes buscan siempre más allá, porque su mirada tiende naturalmente a buscar un cielo sin límites. Y en esto me entiendes.
Yo creo que no hay motivos para poder ser feliz, pero que si los hubiera, se podrían nombrar dos asuntos: uno, el conocimiento que dice que realmente se siente confortable cuando se está bien; y dos, aquél que comenta que verdaderamente el cuerpo no está preparado o confeccionado para estar mal. Si se persigue el bien con un motivo, quizás, éste podría ser conocer que, al alcanzarlo, se puede producir un bienestar. No descubriré América al decir que es confortable tener el bien.
Yo creo que no hay motivos para poder ser feliz, pero que si los hubiera, se podrían nombrar dos asuntos: uno, el conocimiento que dice que realmente se siente confortable cuando se está bien; y dos, aquél que comenta que verdaderamente el cuerpo no está preparado o confeccionado para estar mal. Si se persigue el bien con un motivo, quizás, éste podría ser conocer que, al alcanzarlo, se puede producir un bienestar. No descubriré América al decir que es confortable tener el bien.
¿Lo verdaderamente bueno produce efectos adversos? Para decir lo siguiente y lo anterior, me he llevado de lo que piensan algunos filósofos y he adoptado algunos de sus conocimientos. No obstante, ese mismo conocimiento ya no es de ellos, ese conocimiento es ahora mío. Me adhiero al pensamiento de que algunos de nosotros somos seres humanos de cuarta —categoría— porque pensamos que 'conocimiento' es repetir lo que dicen otros, en vez de pensar que el verdadero conocimiento es el descubrimiento propio.
El muchacho Aristóteles pensaba que lo bueno era el término medio entre el exceso y el defecto; y término medio llamaba a lo que distaba lo mismo de ambos extremos, es decir, a lo que no se excedía ni se quedaba corto.
Inserto acá de nuevo la pregunta anterior para seguir reflexionándola: ¿Lo verdaderamente bueno produce efectos adversos? En una primera mirada, digo que no.
Seguimos con las preguntas. ¿Es uno el Bien o son varios? Si es uno, vamos por un camino más simple, vamos al Uno. Pero si son varios, debemos encontrar ese 'algo' de lo que lo bueno participa. Si existen varios Bienes, cada uno de ellos participa de algo constante y que está dentro suyo que precisamente los hace ser lo que son. Entonces, a esa constante debemos ir. Y si resulta difícil ir por el camino del Bien considerándolo que es Uno, imaginate como debe ser si vamos por el camino del Bien considerándolo Varios. Y más aún si no sabemos con exactitud qué es bueno y qué es malo :P. (Me río porque me causa gracia)
Seguiré en La lógica de fumar —o no hacerlo— en mi padre, 3. Diferentes del resto ¿o somos el resto?
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