Tres hechos sutiles: el 3ro., Despersonalización.
Hace un tiempo me sucedieron tres cosas que no elegí ni hice nada para que me sucedieran.
No sé cómo catalogarlas como para expresar en esta entrada unos conceptos más claros. Si quisiera buscar en Google información no sabría por dónde empezar (aunque puede que haya alguna referencia por ahí).
Ya conté mi dos experiencias de esta serie en esta entrada y en esta otra.
Ahora contaré la tercera y última de ellas.
No sé cómo catalogarlas como para expresar en esta entrada unos conceptos más claros. Si quisiera buscar en Google información no sabría por dónde empezar (aunque puede que haya alguna referencia por ahí).
Ya conté mi dos experiencias de esta serie en esta entrada y en esta otra.
Ahora contaré la tercera y última de ellas.
A esta serie la llamé Hechos sutiles.
sutil.
(Del lat. subtīlis).
1. adj. Delgado, delicado, tenue.
2. adj. Agudo, perspicaz, ingenioso.
(Del lat. subtīlis).
1. adj. Delgado, delicado, tenue.
2. adj. Agudo, perspicaz, ingenioso.
Tres hechos sutiles: el 3ro., Despersonalización.
Este fue uno de los sucesos más impactantes para mí y me sucedió mientras estaba caminando. Me ocurrió un día de 2008 en eso que me dirigía al gimnasio. Yo solía recorrer un trecho de varias cuadras. En mi camino cruzaba por todo un parque de nombre Nicolás Avellaneda.
Mientras yo iba caminando por la vereda que da a la Av. Mate de Luna, recuerdo que estaba pensando en cómo solucionar un asunto que me era recurrente. Agaché la cabeza y continué intelectualizándolo todo, tal vez organizado por las líneas que separan una vereda de la otra; si por ahí yo me distraía, la visualización de ese límite me permitía retomar mi concentración. Recuerdo también haber estado escuchando música desde el mp3 (aunque este recuerdo puede no ser tan cierto, yo sé que efectivamente había una canción en mi mente que pude haberla tarareado, digamos, mentalmente. Lo que sí sé es cuál era la melodía de aquella canción y su nombre).
De un momento a otro me sucedió algo impresionante:
Mientras yo iba caminando por la vereda que da a la Av. Mate de Luna, recuerdo que estaba pensando en cómo solucionar un asunto que me era recurrente. Agaché la cabeza y continué intelectualizándolo todo, tal vez organizado por las líneas que separan una vereda de la otra; si por ahí yo me distraía, la visualización de ese límite me permitía retomar mi concentración. Recuerdo también haber estado escuchando música desde el mp3 (aunque este recuerdo puede no ser tan cierto, yo sé que efectivamente había una canción en mi mente que pude haberla tarareado, digamos, mentalmente. Lo que sí sé es cuál era la melodía de aquella canción y su nombre).
De un momento a otro me sucedió algo impresionante:
Mientras caminaba lo más naturalmente algo de mí se fue hacia atrás. Justo en ese momento yo podía ver todos mis estados de ánimos como en una línea en frente de mí. No eran formas similares a cualquier objeto sino más bien unas unidades de intuición perfectamente divisibles en frente mío. Yo sabía que adelante estaba yo y que sin embargo atrás también lo estaba. Pero en la zona de atrás sólo había observación y en la zona de adelante solamente experimentación. Es decir, eso que se me volvió para atrás podía ver los sentimientos de mi 'yo' de adelante. Así fue como pude ver mi angustia pasar de izquierda a derecha, como por un riel horizontal que atravesaba ese yo adelante mío, pero sin que mi cosa de atrás sintiese nada en absoluto. También observé una especie de yo alegre y mi característica ansiedad pasar de un lado a otro. Pude experimentar algo así como el comienzo y fin de mi personalidad ¡en un santiamén! Pude ver un todo completo una unidad psíquico-emocional de principio a fin de mí mismo.
Esto duró de 10 a 15 segundos. Luego se cortó porque comencé a pensar normalmente y a decirme que no quería que la experiencia terminase; realmente me sentía muy pero muy bien. Regresó por otros 5 segundos más o menos y se volvió a cortar para no experimentarlo nunca más hasta estos días.
Esto duró de 10 a 15 segundos. Luego se cortó porque comencé a pensar normalmente y a decirme que no quería que la experiencia terminase; realmente me sentía muy pero muy bien. Regresó por otros 5 segundos más o menos y se volvió a cortar para no experimentarlo nunca más hasta estos días.
Todo esto me sucedió mientras yo estaba caminando, sin que nadie más lo notase (había personas trotando y haciendo deportes siempre cercanas a mí). No me puse a contar cuántos metros avancé desde el comienzo de esta vivencia hasta su final. Yo en todo momento después de su finalización intenté una y otra vez sin éxito volver hacia aquellas sensaciones.
Algunas veces, días y semanas después, me he frustrado mucho al no poder ni siquiera reproducir mínimamente lo que me pasó. Otras veces, he considerado todas estas experiencias como una burla del destino o de quien sea, porque no es algo que yo haya hecho por elección o el proceso natural de un conjunto de prácticas. Pasó porque pasó y nada más. Es como tener un rico helado de crema en frente y sólo poder probar un minúsculo poquito.
Desde un punto de vista -quizás sesgado- estas experiencias no me han servido de nada. No me ayudaron en nada y no aportaron en nada.
Además, son tan singulares que no es un contenido atractivo como para andar contando a los amigos. Yo sólo se lo conté a uno. Recurrir a gente que uno cree versada sobre la temática es recibir unos pensamientos de doctrina sobre sus diferentes creencias espirituales y religiosas. Yo tengo tendencia a ponerle a todo un nombre universal y que lo capten tanto los budistas como los católicos, los judíos tanto como los aborígenes de América y los Hindúes. Contándolo, muy pocas veces y no esto que comenté ahora, recibí un bla bla bla dogmático y nada útil.
En fin, aquí estoy de nuevo, contando algo porque me satisface hacerlo. Quizás a alguien le haya sucedido algo parecido o tenga una apreciación distinta de lo que experimenté.Algunas veces, días y semanas después, me he frustrado mucho al no poder ni siquiera reproducir mínimamente lo que me pasó. Otras veces, he considerado todas estas experiencias como una burla del destino o de quien sea, porque no es algo que yo haya hecho por elección o el proceso natural de un conjunto de prácticas. Pasó porque pasó y nada más. Es como tener un rico helado de crema en frente y sólo poder probar un minúsculo poquito.
Desde un punto de vista -quizás sesgado- estas experiencias no me han servido de nada. No me ayudaron en nada y no aportaron en nada.
Además, son tan singulares que no es un contenido atractivo como para andar contando a los amigos. Yo sólo se lo conté a uno. Recurrir a gente que uno cree versada sobre la temática es recibir unos pensamientos de doctrina sobre sus diferentes creencias espirituales y religiosas. Yo tengo tendencia a ponerle a todo un nombre universal y que lo capten tanto los budistas como los católicos, los judíos tanto como los aborígenes de América y los Hindúes. Contándolo, muy pocas veces y no esto que comenté ahora, recibí un bla bla bla dogmático y nada útil.
Un saludo.
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Comentarios
Igual, te respondo que, por ahora, sensaciones como esas no me han servido para nada, ni como temática de un sábado en el bar con los amigos. Para nada.
Un beso, gracias por pasar.